“El brote diseminado de enfermedad por el coronavirus 2019 (COVID-19) en la provincia de Hubei, en China, y la introducción del virus en la Región de las Américas ponen de relieve la urgente necesidad de una comunicación clara, honesta, concisa y coherente.
La comunicación de riesgos abarca todas las cuestiones básicas de la comunicación para la salud, pero difiere en la necesidad de velocidad y la dependencia de la confianza. En los momentos de crisis, se insta a los líderes a que den una respuesta rápida, sentida y confiable. El público quiere saber qué se conoce, qué se está haciendo al respecto y lo que ellos pueden o deben hacer.
COVID-19, una afección similar a otros coronavirus ya conocidos como el MERS y el SARS y a la gripe, es motivo de preocupación mundial y ha sido declarada una emergencia de salud pública de importancia internacional por el Director General de la OMS. Hay muchas incógnitas, y esto provoca temor, principalmente acerca de lo que podría suceder. Por ello, la comunicación de riesgos resulta un recurso estratégico que puede contribuir a la respuesta de salud pública de las autoridades de los países de la región.”